Si este fuera el titular de la abolición de la abominable fiesta estaría bien, pero no, me refiero al animal, al morlaco de 550 kilos seleccionado para ser torturado y acribillado con lanzas por unos borrachos descerebrados. Le quedan cuatro días porqué será el próximo martes cuando se celebre una nueva edición de esta edificante fiesta de la muerte de un animal jaleado por grandes y pequeños, mujeres y hombres.
Me pregunto cuál es el problema para prohibir este festejo, el consenso de los agentes? el fracaso de un pacto de estado por la cultura o por la dignidad? el miedo a la pérdida de votos?
Les ponemos bandas negras o pixelados en los ojos a los niños para proteger sus derechos y no les ponemos bandas para impedirles ver esto? Propongo que los que hicieron la campaña «bebé Aído» y que se dedicaron a repartir fetos de 12 semanas tamaño natural, fabriquen toritos descuartizados y los envíen a los diputados y los senadores.
A mi es que estas fiestas de pueblo me horrorizan, el folclore chusco, la anticultura y los santos raídos. Así que aprovechen para borrar del mapa estas manifestaciones que solo sirven para que retrasados mentales se sientan fuertes y poderosos por un rato.
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